Poder creador...
Un viejo rabino instruía a su alumno en la creación de la especie humana por Dios.
Dios puso mucho esfuerzo en crear al hombre a su imagen.
Al terminar, miró su creación, pero no le satisfacía; había querido crear a un ser con quien pudiera tener relación, a un igual, pero al hombre le faltaba un atributo clave que sí tenía Dios: la facultad de crear.
Así que Dios hizo la tierra y puso al hombre en aquel medio tan exigente.
El hombre se vio obligado a crear: construirse un cobijo, cultivar la tierra, inventar la rueda…
Ahora el hombre ya tenía todos los atributos de Dios. El alumno se quedó perplejo.
«¿Por qué? ¿Por qué no le dio poderes creativos y ya está?»
«Eso —contestó el viejo rabino— es lo único que no se puede dar.»
El poder creativo no se puede dar porque el acto de crear es una expresión de tu yo, una revelación de cómo eres por dentro, y eso no te lo puede dar nadie, ni siquiera Dios; debe salir de ti.
Tienes que desarrollar poderes creativos por tu propio esfuerzo.
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