Las lagrimas del ave fénix
Cuenta la historia que las lágrimas del ave fénix eran curativas y en su fuego se contenía tanto la creación como la destrucción, la vida y la muerte. Esas lagrimas tan preciadas para curar, también tenían la función primigenia de expresar tristeza al igual que los humanos. En algún momento de su existencia el ave fénix se cansó de renacer mas y mas fuerte sin parar, frustrado por no poder sentirse vulnerable, por ser el majestuoso fénix, y por mas que lo destruyeran estaba condenado a renacer de sus cenizas, glorioso, vital, poderoso, como demanda su naturaleza. Alguien le preguntó ¿quieres seguir muriendo y renaciendo infinitamente?, ¿quieres seguir sanando con tus lágrimas?, ¿estás bien siendo indestructible?; a pesar de que renace, siente aquel dolor de la destrucción al morir infinitas veces. Que los demás lo perciban como inalcanzable, como deidad, que lo necesiten y lo amen por ser el arquetipo del renacimiento, por su fortaleza, por su inmortalidad, por su misticismo, por lo que representa y no puedan ver más allá: su debilidad, su miedo, su cansancio, su soledad, su tristeza, su dolor, su vulnerabilidad, sus cicatrices, sus defectos, sus deseos, sueños, ilusiones.
¿El ave fénix nunca ha tenido miedo a la muerte?, ¿Quizás ya no quería renacer otra vez?, ¿está confundido y cansado de luchar?, ¿quiere por una vez rendirse?, experimentar lo que sienten otros que no son como él, sentir el dolor, el sufrimiento, la mortalidad y siendo ave fénix nunca podría comprender.
El ave fénix hace muchas centurias encontró lo que buscaba, sintió el dolor de estar enfermo, de que alguien llore y se preocupe por él, sintió esa mirada de lástima, de sorpresa, de temor, sintió que el mundo seguía sin él, así de insignificante sintió la soledad y debilidad, cada una más fuerte que la otra, sintió que la belleza solo era una fantasía y que la familia era lo más importante, sintió la muerte tan cerca, sintió por primera vez el temor de morir sin haber amado, sintió todas aquellas emociones juntas que lo habían llevado allí, sintió la frustración sin respuestas ni sentido, enfermó justo cuando empezaba a disfrutar su forma simple de ser. Odió a dios, maldijo al mundo con su ira, se rindió muchas veces, solo quería escapar y la muerte era una salida rápida. De repente vio que no era el único sufriendo, que había muchos como él, unos que se rendían y otros que luchaban aun sin esperanzas, eso le sorprendió, ver a alguien muy enferma convertirse en una especie de ave solo con su fe, al verla entendió el sentido de su enfermedad y lloró tanto que su tristeza y su dolor se desvanecieron por completo. Sintió que su corazón latía más profundamente, empezó a creer en lo que sentía, sin embargo, no podía verlo, descubrió que estaba viviendo una forma de existencia vulnerable, estaba ahí porque era una prueba que tenía que superar. Y al contemplar a aquella ave visualizó su conversión, en medio de la mierda alzándose resplandeciente, dejándose de hacer dramas, aprendiendo de la experiencia para comprender mejor a los demás, porque sintió de la humanidad el dolor, la desesperación, la tristeza, la soledad, el miedo a la muerte, murió infinitas veces sin renacer. Entonces su única opción era confrontar sus debilidades, recorrer caminos desconocidos para convertirse en ave fénix, falló infinitas veces, sin embargo, nunca se rindió hasta convertirse en una inmarcesible ave fénix, entendió que morir era su forma de vida, su renacer era aprender y crecer, que su brillo desvanecía las sombras, que sus lágrimas ya no tenían tristeza porque ya había llorado y vaciado todas esas lágrimas, solo quedaban las mágicas sanadoras. Así comprendió el papel de aquella ave que la inspiró en su momento más oscuro, fue su maestra y guio su camino, comprendió que esa era su naturaleza y sentido en su vida, podría guiar e inspirar a otros como él, despertar la inmortalidad con su actuar; motivar, iluminar, descubrir, alentar, impulsar hasta convertirse en ave fénix, a quemar sus cenizas, desplegar sus alas y renacer con lo mejor de sí mismo, alumbrar a los caminantes en cada recodo del oscuro sendero. Entonces solo hizo lo que mejor sabía, arder su fuego interno, quemar sus inseguridades, dudas, cansancio, tristeza, dolor, miedo, soledad, enfermedad, imperfección, heridas, defectos, errores, cuerpo, alma, mente, pasado, su humanidad entera, para renacer más sabio, más fuerte y luminoso una vez más...

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