Reivindicación
Era la última oportunidad que tenía y el último día para intentarlo. El estaba indeciso, se animaba por momentos visualizando su logro pero luego desistía diciendo será para otro día. Sin embargo, algo dentro en él había cambiado, ya no era ese adolescente indeciso, que postergaba su vida. Había logrado objetivos que fundamentaban su confianza, que respaldaban cualquier iniciativa que el emprendería.
Se levantó y mató sus dudas de un salto, sabía que después de ese salto nada ni nadie lo iban a detener. Y empezó lentamente, a correr tras la reivindicación de su honor, su revancha contra sus nuevos límites, ahora vueltos a romper.
Llegó tarde, para la puesta de mano, sin embargo esta vez nada lo iba a detener, tuvo que esperar su turno y en ese lapso aparecieron sus racionales debilidades, su falta de perfección, sus recuerdos de humillación, de no encajar, sus golpes a su orgullo, su ego desinflado. Dudó de todo, de sí mismo, de su vida, de ese instante, de aquel acto de reivindicación, de su revancha, de su ego. Se vió salir corriendo en su mente y acabando así esta tensión. Sin embargo tampoco lo hizo porque esta culpa lo iba a perseguir para siempre, y él ya se había arrepentido mucho por no haber intentado, entonces sentía que no tenía escapatoria, más que realizarlo.
Entonces asomó una luz de muy dentro de si, disipó sus dudas y lo llenó de confianza; su desenfado inclinó la balanza por correr riesgos, por saltar al vacío, por realizar cosas imposibles, era lo que siempre buscaba: aquel faro y su horizonte que guiaba sus pasos. Se llenó de vitalidad, fuerza y motivación. Recordó su poema hecho para momentos como estos; recitó su poema mirando al cielo como testigo, cerró sus ojos y transmitió su mensaje a cada una de sus células de su cuerpo. sintió que emanaba energía en todo su ser y estaba dispuesto en osar al destino y romper sus límites. Ahora estaba preparado y listo pase lo que pase.
Dentro del agua cual pez vuelto a la vida, disfrutaba su acto sagrado de reivindicación consigo mismo, sabía que después de esto él ya no sería el mismo, sería más fuerte, más valiente y osado. Un círculo se había cerrado, los límites rotos un a vez mas y su honor reivindicado. Al finalizar su proeza supo que era el inicio de la reivindicación en su vida, que este acto simbolizaba la transmutación, que su momento había llegado, ahora iría tras lo que verdaderamente merecía, era el inicio del resto de su vida.

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