Vale la alegría

Considero que no existe nada verdadero en este mundo que valga la pena. Lo que existe, es importante y significativo para cada uno de nosotros vale únicamente la alegría. 

¿Por qué vivimos y crecemos bajo esa creencia irracional de atravesar primero penas y desventuras para obtener al final una alegría?

La alegría se alimenta solo de alegrías y las penas se alimentan solo y exclusivamente de penas.

Es ilógico esperar frutos diferentes a la naturaleza de un ser vivo. Por ejemplo ¿qué podemos esperar de un manzano, de un roble, o de alguien que dice querernos? Solo recibimos de ellos lo mejor y mas abundante que poseen, su esencia: manzanas, madera y humanidad (Lo cual podría ser el mas puro amor o cualquier cosa mal llamada amor), que no deja en ningún momento de ser una expresión humana.

Si quiero comer manzanas, necesito encontrar una buena semilla y cultivarla a través del tiempo tenazmente, con mucha fe y convicción, para que algún día pueda saborear aquel fruto añorado. Nótese que en este proceso no hay espacio para alguna pena en el cuidado del manzano, sino una determinación de hacer lo correcto siendo responsable y alimentando aquella motivación de conseguir nuestros mas grandes anhelos. Por mas lluvia, sol o mal tiempo, nuestra parte está hecha. Y las penas salen sobrando.

Hoy quiero soltarme de esas piedras que he llevado atado a mi ser hasta ahora, aquellas creencias llenas de culpa, miedo, opresión y dolor, porque llegó el momento de volar.

Y un día como hoy ,bisiesto, poder gritar con la mirada en el firmamento:

Valió la alegría entregar todo, por un te quiero sincero.

Valió la alegría agachar la cabeza y renunciar, para levantarme más fuerte.

Valió la alegría una lágrima de amor, porque purificó mis sentimientos,

Valió la alegría cometer errores, porque me permitió aprender.

Valió la alegría volver a mirar con amor, y recibir una sonrisa desde el corazón.

Valió la alegría volver a sonreír, porque me permitió florecer.

Valió la alegría el pasado, porque  forjo lo que soy.

Valió la alegría volver hacia atrás, para saber de donde vengo.

Valió la alegría vivir, porque cada segundo es un renacer...