La fórmula de la Felicidad


¿Cómo sería el mundo sin felicidad? 
¿Acaso el éxito, la alegría, el Amor serían los mismos? 
¿Qué buscaríamos? ¿Existiría el horizonte? ¿El mañana? ¿La utopía?
¿La felicidad está en nuestras manos? ¿Es una lotería genética?
¿Cuánto depende de nuestra decisión? ¿Pódremos ser felices si lo decidimos?

Rpta: FELICIDAD= (R + C + V)

Ante estas preguntas respondemos puntualmente mediante una sola fórmula, la fórmula de la felicidad que la investigación nos propone; donde describe las variables R (rango fijo) tienden a evitar que el nivel de felicidad aumente (50%). Pero existen dos fuerzas C (Circunstancias externas 10%) y V (factores que dependen del control de la voluntad 40%), que sí pueden modificar el nivel de felicidad. Es decir solo tenemos en nuestras manos 40% de felicidad que podemos modelar, eso si sería una ley moderna disfrazada de destino.

Felicidad genética

Los investigadores pueden comparar gemelos que se criaron juntos con gemelos que fueron separados en la infancia y que se criaron por separado. Ésta es una muestra dificil de encontrar, pero un investigador logró reunir una serie de gemelos así, que ya habían alcanzado la madurez, y les pidió que completaran las medidas de su bienestar." Sus descubrimientos se han considerado un clásico en Psicología. Los gemelos idénticos se parecían muchísimo entre sí en su puntuación de felicidad y, sorprendentemente, ¡la similitud no se reducía aunque los gemelos se hubiesen criado por separado! Por consiguiente, cuanto más feliz fuese un gemelo idéntico, más feliz era el otro, tanto si habían crecido bajo el mismo techo como en lugares diferentes.

Curiosamente, sin embargo, con independencia de que se hubiesen criado juntos o separados, los niveles de felicidad de los gemelos bivitelinos no guardaban ninguna correlación entre sí. Por consiguiente, como los demás hermanos, los gemelos bivitelinos no se parecen entre sí en su nivel medio de felicidad. Insisto en que estos descubrimientos son fascinantes y subrayan la conclusión de que la felicidad, en gran medida, está influida por factores genéticos y que cada uno de nosotros hereda un valor de referencia preprogramado.

La decisión de ser feliz

Judith nació y creció en Indiana, pero hace más de 30 años que vive en Edmonton (Canadá). Tiene 60 años, se divorció una vez y tiene una hija grande. Hubo un tiempo en el que Judith era profundamente infeliz. Creció en una familia mal avenida, donde abusaban de ella. Su madre le pegaba con cualquier objeto que tuviera a su alcance y no paraba hasta que lo rompía. De adulta, Judith era el ejemplo perfecto del «triángulo tóxico» (comida, alcohol y depresión); tenía problemas de sobrepeso, era alcohólica, padecía de depresión clínica y se sentía insegura.

En la actualidad, Judith reconoce que es «una persona increíblemente feliz». Tiene un trabajo que le gusta, se ofrece mucho como voluntaria y ha acogido a un niño de 14 años. Decidió volver a la universidad a los 52. Tiene vida espiritual y es indulgente con los demás, y se compadece de su «pobre madre». Elegí ser feliz -dice Judith. Aprendí simplemente a cambiar mi manera de pensar. 
En realidad, es el ejemplo perfecto del valor de concentramos en el 40% de nuestra felicidad que está en nuestra mano control.

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