El luchador de la libertad
Imaginemos ingresar a la prisión a los 44 años y salir a los 71 años (27 años en total), vivir en una celda de 2,4 m x 2,1 m; solo poder salir de ella 1 hora al día; ser humillado constantemente, estar sometido a trabajos forzados y todo esto por cometer el único delito de luchar por los derechos de un pueblo oprimido sediento de justicia y libertad. Y frente a un ofrecimiento de libertad del gobierno responder:
“Amo profundamente mi libertad, pero amo aún más la vuestra. Ha muerto demasiada gente desde que ingresé en prisión. Demasiada gente ha sufrido por su amor a la libertad.
Es mi deber para con sus viudas, sus huérfanos y sus padres, que han sufrido y llorado por ellos.
No he sido el único que ha padecido durante estos largos, solitarios y desperdiciados años.
No amo menos la vida que vosotros, pero no puedo vender mis derechos ni estoy dispuesto a vender el derecho del pueblo a ser libre…
¿Qué clase de libertad se me ofrece cuando la organización de mi pueblo sigue estando prohibida? ¿Qué clase de libertad se me ofrece cuando puedo ser detenido por no llevar un pase? ¿Qué clase de libertad se me ofrece para vivir mi vida en familia mientras mi querida esposa permanece exiliada en Brandfort? ¿Qué clase de libertad se me ofrece si debo pedir permiso para vivir en una zona urbana? ¿Qué clase de libertad se me ofrece si incluso mi ciudadanía como sudafricano no ha de ser respetada?
Sólo los hombres libres pueden negociar. Los prisioneros no pueden formalizar contratos… No puedo, ni pienso hacer promesas en un momento en el que vosotros, el pueblo, y yo, no somos libres. No se puede separar vuestra libertad de la mía”.
Aquella persona fue Rolihlahla, nació un 18 de julio de 1918 en la tribu Thembu de la etnia Xhosa. Su nombre coloquialmente significaba “revoltoso”, gran presagio a futuro. Fue llamado 'Madiba' por el título honorífico que le otorgaron los ancianos del clan al que pertenecía, en honor a un jefe thembu que en el siglo XIX lideró la región Transkei. Sin embargo a los 7 años fue llamado “Nelson” por su maestra el primer día de clases.
Transitó contextos antagónicos desde una niñez precaria en una aldea llena de hermanos y necesidades regida únicamente por las normas de sus tribu Xhosa, tras la muerte de su padre fue puesto a cargo del regente de la realeza de su etnia, donde obtuvo una educación privilegiada. Fue educado para consejero de su pueblo, pero en el camino sufrió una transformación de su pensamiento, valores y costumbres para convertirse en un activista sudafricano que lideró la lucha por los derechos de la mayoría negra de su pueblo en contra de las políticas racistas del apartheid.
Transitó contextos antagónicos desde una niñez precaria en una aldea llena de hermanos y necesidades regida únicamente por las normas de sus tribu Xhosa, tras la muerte de su padre fue puesto a cargo del regente de la realeza de su etnia, donde obtuvo una educación privilegiada. Fue educado para consejero de su pueblo, pero en el camino sufrió una transformación de su pensamiento, valores y costumbres para convertirse en un activista sudafricano que lideró la lucha por los derechos de la mayoría negra de su pueblo en contra de las políticas racistas del apartheid.
Sus ideales fueron de integración y respeto por los derechos humanos al margen del origen raza, etnia, idioma, sexo, filiación política o religiosa. Nelson Mandela promovió la aprobación de una Carta de la Libertad, en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, con una política de justicia social en el reparto de la riqueza, según menciona:
“Nosotros, el pueblo de Sudáfrica, declaramos, para que nuestro país y el mundo lo sepan: Que Sudáfrica pertenece a todos aquellos que en ella viven, blancos y negros, y que ningún gobierno puede, en justicia, demandar autoridad a menos que ésta esté basada en la voluntad popular.
Que a nuestro pueblo se le ha robado su derecho a la tierra, a la libertad y la paz mediante una forma de gobierno basada en la injusticia y la desigualdad.
Que nuestro país jamás será próspero ni libre hasta que todos sus habitantes vivan en hermandad, disfrutando de iguales derechos y oportunidades.
Que únicamente un estado democrático, basado en la voluntad del pueblo, puede garantizar a todos los ciudadanos sus derechos, sin distinción de color, raza, sexo o creencias”.
Mandela en la lucha por la libertad se inspiró en la lucha no violenta promovida por Mahatma Ghandy realizando activismo mediante la desobediencia civil contra el gobierno segregador del Apartheid. Sin embargo no fue suficiente quedarse inerme frente a la violencia y formó un brazo armado que boicoteaba instituciones representativas del apartheid.
“He dedicado toda mi vida a la lucha del pueblo africano. He combatido la dominación blanca y he combatido la dominación negra. He acariciado el ideal de una sociedad democrática y libre, en la que todas las personas convivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que aspiro a alcanzar. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”.
Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica; desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk (ex presidente sudafricano blanco) como vicepresidente como muestra de su gran generosidad y su despojo de odio y venganzas:
“Aquel que arrebata la libertad a otro es prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes de los prejuicios y la estrechez de miras. Nadie es realmente libre si arrebata a otro su libertad, del mismo modo en que nadie es libre si su libertad le es arrebatada. Tanto el opresor como el oprimido quedan privados de su humanidad.
Ha llegado el momento de cicatrizar viejas heridas y construir una nueva Sudáfrica”.
La figura que representa Nelson Mandela en una época donde ser negro sudafricano configuraba la más grande de los despojos de derechos de un ser humano. Vivir privado de la libertad sacrificando su vida familiar y personal; dedicándose íntegramente a perseguir la libertad, justicia y equidad para su pueblo.
Nelson Mandela representa el triunfo de la dignidad y de la esperanza sobre la desesperación y el odio, de la autodisciplina y el amor sobre la persecución y la infamia. Su extraordinaria vida consagrada a la lucha contra la opresión racial lo hizo acreedor al premio Nobel de la Paz tras convertirse en el luchador de la libertad.

.jpg)
Comentarios
Publicar un comentario