Caperucita roja, su abuelita y el lobo feroz van al Psicoterapeuta
Érase una
vez Caperucita, su abuelita y el lobo feroz. Un día, viendo que las cosas no
iban del todo bien, que llevaban unas vidas un poco ajetreadas y complicadas y
sobre todo, que estaban cansados de vivir el mismo cuento, decidieron ir a ver
a un buen Psicoterapeuta. Al cabo de unos meses de trabajo terapéutico…
Caperucita
decidió dejar de hablar con lobos seductores, manipuladores y mentirosos que la
engañaban y la hacían andar más de la cuenta por caminos largos y complicados.
La abuelita
decidió dejar de abrir la puerta a lobos que se hacían pasar por tiernas niñas,
aunque peludas y con la voz ronca. Decidió además, dejar de vivir en una casa
aislada en medio del bosque y se compró un pisito en la ciudad. También
contrató a una asistenta para que la cuidase y le hiciera las compras, a fin de
evitar que su nieta tuviese que llevarle provisiones atravesando un bosque
lleno de lobos mentirosos y peligrosos. Porque la abuelita, gracias a la buena
fe de su hija y su nieta, había ido ahorrando con el tiempo dinero de sobra
para pagarse el pisito y la asistenta.
Y el lobo
feroz decidió dejar de disfrazarse de abuelita y de meterse en camas ajenas
para cazar. Vio que era más fácil cazar conejos en el bosque que complicarse la
vida engañando a niñas y abuelas usando disfraces…Es decir, decidió ser un lobo
de verdad, un lobo auténtico.
Y colorín,
colorado el cuento se ha acabado… ¡Definitivamente! Para descanso y felicidad
de sus tres protagonistas.
*Moraleja:
quizá para empezar a ser felices de verdad lo que toca es empezar a ser
sinceros con nosotros mismos para vernos tal cual somos, pedir ayuda si la
necesitamos y en definitiva…. ¡Dejarnos de cuentos!
Carta nº9:
Caperucita, La abuelita y el lobo feroz van al terapeuta; Rovira Celma, Álex
(2003). La brújula interior: Empresa Activa.

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